Daido Moriyama: transeúnte de grandes metrópolis

Daido Moriyama (Ikeda-Osaka, Japón. 1938), fotógrafo japonés, heredero de la postguerra, y de un Japón que se vuelve germen de la tensión entre oriente y occidente, ha dedicado su trabajo fotográfico a la captura de la vida urbana japonesa, frenética y en constante cambio. Desde sus inicios como fotógrafo, poseído por un ansia que el considera animal, ha creado un cuerpo fotográfico de gran magnitud que se ha presentado parcialmente en exposiciones intermitentes a nivel internacional y que esta recopilado en más de 40 libros fotográficos.

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                 Moriyama, al comenzar su carrera fotográfica en la década de los sesentas, entablo una relación con su contemporáneo Takura Nakahira, al participar en la revista japonesa Provoke (プロヴォーク). Publicación que, conformada por menos de una decena de números, se convirtió en una plataforma para la expresión fotográfica que tuvo un impacto subversivo sobre la fotografía japonesa de las décadas subsecuentes, poniendo en crisis a través de un trabajo crítico, teórico y radical el papel de las artes visuales en el Japón de la postguerra y la idea establecida, estricta y tradicional, en torno a la fotografía. Este impacto sería perpetuado hasta inicios del siglo XXI, a través del trabajo visual de Moriyama, y al mismo tiempo exportado fuera de Japón a Occidente, creando una influencia dialógica con artistas como Andy Warhol y William Klein. Este desempeño, en el desarrollo de la fotografía, conjugado con la proliferación artística que lo caracteriza, hace, sin duda, a Moriyama uno de los más importantes fotógrafos contemporáneos.

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Provoke no 2, 1969. Daido Moriyama

              En 2012, la más reciente muestra de la obra de Moriyama se llevo a cabo en el Tate Modern de Inglaterra, donde su trabajo se puso en diálogo con la fotografía de William Klein en una exposición (William Klein + Daido Moriyama) que demostraba la afinidad visual entre ambos artistas; en cuanto a su estilo urgente, borroso y contrastado, y el deseo compartido de convenir, en una plataforma visual, la vida urbana y la protesta política. En paralelo a la exposición, el Tate Modern realizo un audiovisual, Daido Moriyama: in pictures, en el que se da muestra del proceso creativo que antecede a sus fotografías, vislumbrando lo que alguna vez acentuó Nobuyoshi Araki sobre la relación creativa que tiene la cámara con el trabajo fotográfico de Moriyama. Pues él, tras más de cincuenta años de fotografiar calles y callejuelas en Shinjuku (Tokio), ha usado cámaras compactas, análogas y actualmente digitales (Ricoh GR1 S).

“De cierta forma, Daido Moriyama es un fotógrafo que ha hecho de la cámara su esclava. Por supuesto que necesitamos la cámara para hacer fotografías. Si quieres escribir una carta romántica, se necesita una herramienta para hacerlo, pero cualquiera – un lápiz una pluma Bic – basta. De igual manera es en la fotografía, y Moriyama en eso es el maestro. (Araki, 2001)”

            Para él una cámara compacta basta, no tiene la necesidad apremiante de recurrir a cámaras profesionales, sin embargo, sus fotografías poco tienen de amateur. Las fotografías de Moriyama, frenéticas, desenfocadas y altamente contrastadas son de difícil acceso. A través de elementos compositivos, una gran carga simbólica y un alto grado de abstracción sus imágenes están llevadas al límite de la legibilidad retratando un mundo al borde de la insignificancia: fragmentado, transitorio e imperfecto. Dignas hijas de un espíritu de postguerra, pero no cualquier postguerra, sino la de un Japón derrotado, fulminado (a causa de dos bombas nucleares) y sometido a manos de la intervención extranjera. No obstante, dichas fotografías revelan una estética edificadora que trasciende su aparente hermetismo. Estética estrechamente relacionada al Wabi Sabi () japonés, en donde la búsqueda de la belleza se realiza en aquello imperfecto, transitorio e incompleto.

Rose, 1984. Daido Moriyama
Rose, 1984. Daido Moriyama

            “Si me pidieras definir una fotografía en pocas palabras,                                                   diría que es un fósil de luz y tiempo”

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               Enfocando en lo aparentemente insignificante (rosas al borde del marchite, perros extraviados, calles en constante transformación). Moriyama responde a la apremiante necesidad de capturar la actualidad, de capturar algo en el momento previo a que se desvanezca. Llevándolo a tomar fotografías que perpetúan instantes fugitivos (a manera de Cartier-Bresson) y fijan el constante devenir urbano, permitiendo que en su obra movimiento y momento confluyan como una misma cosa. A su vez, el quehacer fotográfico de Moriyama, influenciado por la literatura de Jack Kerouac y Yukio Mishima, guarda un profundo interés por el recorrido. Él, transeúnte de grandes metrópolis, hace un intento, al transitarlas con su cámara, de capturar y así develar la fertilidad estética de la vida urbana, resinificándola y dignificándola a través de su mirada. Así es como, Moriyama, surge como un fotógrafo de calles y callejuelas que es capaz de reconocer, a través de su lente, el significado oculto de un acontecimiento.

Shinjuku, 2000-2004. Daido Moriyama
Shinjuku, 2000-2004. Daido Moriyama

Por Joaquín León

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