Lee Jeffries es un fotógrafo autodidacta que le ha dado voz al sector más marginado de la sociedad. Las expresiones, el contraste, el detalle, la expresión de los ojos de la gente sin hogar son algunos detalles de su estilo característico. ¿Quieres conocer más de su trabajo?
La fotografía dejó de ser un pasatiempo para Lee Jeffries cuando tuvo un encuentro con una mujer que vivía en la calle. Al platicar con ella por horas cambió su vida para siempre. El ex-contador decidió cambiar su trabajo a fotógrafo y aprendió fotografía de forma autodidacta. Estaba decidido a darle una voz a aquellos que son ignorados y a encontrar las miradas más impactantes.
“Su intimidad, su historia y, lo más importante, la emoción en sus ojos era algo que me sacudió. Eso era lo que yo quería retratar y es algo que no se puede hacer desde el otro lado de la calle.”
La emoción como esencia
No sólo toma una fotografía y se va. Jeffries busca una mirada que le llame la atención. Además siempre busca generar un vínculo con las personas sin hogar para conocer más sobre ellas. Sus retratos son de varias ciudades: Los Ángeles, Las Vegas, Nueva York, Londres, Roma, París y Miami. Dándonos a entender que el sufrimiento supera cualquier barrera demográfica. “Una persona sin hogar es una persona sin hogar, sin importar en qué parte del mundo estés.”
“Realmente no estoy documentando sus circunstancias. Las imágenes se envuelven deliberadamente con luz celestial y están llenas de cualidades metafísicas que atraen a un nivel subconsciente al espectador exigente. Llegan de inmediato, sí, pero cuanto más tiempo las observas su contenido provoca más y más preguntas”.
Sus fotografías normalmente son a blanco y negro. Utiliza un equipo digital y llega a la textura que ves en el retoque. La luz que utiliza en natural. Aunque parezca inverosímil, Jeffries siempre hace fotografía de calle. Sale a caminar por horas a buscar alguna mirada o algo que le llame la atención.
Primero entabla una conversación y después busca sacar una fotografía. Hay veces en las que el momento no cedió para hacer una fotografía, entonces sólo se va después de haber platicado por un buen rato. El fotógrafo sabe que no puede cambiar sus vidas, pero sí puede hacer que observes y te genere preguntas.
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