Entre los medios de representación visual más conocidos, los dos que se caracterizan por captar la realidad tal como es (o al menos de producirnos esta sensación) son el cine y la fotografía.

Sin embargo, cuando hablamos de la fotografía surrealista no se trata de capturar un momento temporal o un realismo objetivo, ya que ese momento no existe más que en una realidad subjetiva.

La mente ve cosas que no se pueden materializar con el disparador de la cámara. Estamos hablando del punto de quiebre entre lo que consideramos realidad e imaginación. Podemos apreciar que la fotografía sigue siendo considerada como un calco de la realidad, de manera que parece difícil insertar al medio fotográfico en el terreno de lo subversivo o interpretativo de la realidad.

Lo que se pretende en la fotografía surrealista es que el objeto se recree en la imagen para convertirse en una versión diferente de sí mismo, una imagen distanciada de su apariencia normal pero sin perder su conciencia propia.

El Surrealismo, tal como lo define André Breton, es como un automatismo psíquico por el cual uno se propone experimentar el funcionamiento real del pensamiento en la ausencia de todo control ejercido por la razón y fuera de toda preocupación estética o moral.

Bajo estas condiciones fue que el fenómeno surrealista se nutrió de muchas áreas de diferentes medios artísticos y culturales, absorbiendo del modelo fotográfico fundamentalmente su modo de operar y proceder en imágenes mediante la articulación inconsciente de la realidad. Para ello se sirvió de dos procedimientos: las fotografías manipuladas o surrealismo técnico. Por el otro lado desarrolló fotografías que no eran manipuladas, o surrealismo “encontrado“, así haciendo referencia al Ready-made Objetual del Dadaísmo.

Hay que recordar que la manipulación de la imagen es plenamente aceptable en cuanto a que rompe las reglas de la realidad y libera la invención y la creatividad. Se producen así extrañas formas que rozan lo onírico y que ayudan al inconsciente a aflorar por medio de los sentidos.

Man Ray, nacido en 1890 en Estados Unidos, es una de las figuras dominantes del Surrealismo fotográfico. Retocando, rencuadrando y enfrentando todas las asperezas de una realidad equivocada y banal. Man Ray fue el hombre que fascinó a los surrealistas con su obra, puesto que veían en sus distorsiones aleatorias un posible modo de reacción frente al realismo así como un camino poético y es, precisamente, en ese tuerque de la fotografía hacia el surrealismo donde se aleja del realismo técnico al que se le había encasillado, liberándose asi reglas estéticas prefijadas.

El gran fotógrafo surrealista Man Ray no utilizaba trucos técnicos y digitales con su trabajo. Poseedor de una gran imaginación Man Ray marcó de manera considerable a muchos de los fotógrafos surrealistas.

El arte fotográfico contemporáneo también se ha visto influido por el surrealismo. Erik Johansson es un fotógrafo sueco, nacido en 1985, que dedica su vida a crear fotografías imposibles. En su trabajo encontramos muchas de las características de esta éstetica.

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Así, el transcurso de la fotografía en el siglo XX nos muestra que tiene la facultad de liberarse de toda preocupación estética o moral, para hacer brotar la poesía. Las posibilidades en la fotografía son infinitas, al igual que las posibilidades de la imaginación…

Por Irini Vougiouka