Las colecciones de Don Manuel Álvarez Bravo

Manuel Álvarez Bravo

Alguna vez tuve la oportunidad de visitar la casa de Don Manuel Álvarez Bravo. En ese entonces yo trabajaba en una investigación para el Museo Nacional de la Estampa sobre la colección de grabados que durante toda su vida había conformado Don Manuel.

Recuerdo la primera vez que entré a su casa en Coyoacán. Su laboratorio estaba todavía funcionando con un par de asistentes que se dedicaban a imprimir los negativos que algunos museos solicitaban para exposiciones alrededor del mundo. Eran cerca de las dos de la tarde y se percibía el olor delicioso de la cocina, comida hogareña que te ofrecían desde el momento en que te abrían la puerta. Reconocí rápidamente el ventanal que comunicaba con el jardín, en donde el fotógrafo había tomado algunos desnudos tiempo atrás. Toda la casa estaba llena de artesanías y piezas arqueológicas del México antiguo. Revisé cuidadosamente los grabados al aguafuerte y aguatinta pensando porqué le gustarían tanto. Mientras yo estudiaba se escuchaban las palabras suaves de Don Manuel a lo lejos, quien reposaba casi todo el día en su cama.

Desde que conocí la obra de Eugene Atget me dio la sensación que a Don Manuel le había gustado su trabajo. Nunca me dediqué a ver si eso era cierto o no, pero seguramente alguien ya ha escrito de ello. Las fotos de Don Manuel, según yo, tenían la misa “aura” y la sensación onírica que los habían llevado a ambos a convivir con el surrealismo. Al entrar al estudio, decididamente me senté en la silla de Don Manuel. Se me enchinó la piel al ver las fotos y objetos que conservaba cerca de su mirada. Un librero flanqueaba el escritorio, y al voltear lo primero que vi justo al alcance de la mano fue la primera edición del libro de Paris de Atget. En ese momento me di cuenta que mi percepción fue correcta y que había descubierto el acertijo.

Todos estos recuerdos los reviví al visitar la actual exposición de Manuel Álvarez Bravo. Desde mi punto de vista, la sala más interesante es precisamente en donde se alojan sus colecciones, pues es la primera vez que en una exposición del maestro se consideran sus gustos e influencias dentro del contexto de su obra fotográfica.

La exposición “Manuel Álvarez Bravo. Una Biografía Cultural” se presenta desde finales del año pasado en el Palacio de Bellas Artes y permanecerá abierta hasta el 3 de marzo. La muestra conmemora el décimo aniversario luctuoso del fotógrafo mexicano y los 111 años de su nacimiento. Vale la pena darse una vuelta.

 

Beatriz Díaz

Febrero, 2013